Martes 6 de mayo del 2025
“El amor del Señor no tiene fin, ni se han agotado sus bondades. Cada mañana se renuevan; ¡grande es su fidelidad!” (Lamentaciones 3:22-23)
MI REFLEXION:
La fidelidad no es solo una promesa que se hace un día y ya. Es algo que se decide todos los días, es quedarse cuando lo más fácil sería irse y abandonar. Es seguir eligiendo a la otra persona, aunque a veces la rutina, los problemas o las diferencias quieran apagar lo que sienten. Ser fiel no es sólo cuestión de no traicionar físicamente; es también cuidar con lealtad lo que construimos con el otro: los sueños, la confianza, los momentos, el respeto. Es pensar en el “nosotros” cuando el ego quiere imponer el “yo” o “mi plan o lo mío”.
Pero también hay otra fidelidad que no falla jamás: la de Dios hacia nosotros. Aun cuando nosotros le damos la espalda, Él permanece. No deja de amarnos, no se rinde con nosotros, no cambia de opinión. En un mundo que cambia de dirección con facilidad, ¡qué hermoso es poder mirar al cielo y saber que hay un Dios fiel! Su fidelidad nos inspira a ser mejores, a comprometernos, a dar amor de verdad.
La fidelidad no se trata de perfección, sino de compromiso real con el amor que decidimos dar y cuidar cada día. Cierro con esta bonita canción “Tu eres fiel”
Amén
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