Martes 30 de diciembre del 2025
“El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.” (Salmo 91:1)
MI REFLEXION:
Hay momentos en los que la noche pesa más que el día, donde el silencio grita miedos, dudas e inseguridades. Es ahí, justo ahí, cuando más necesitamos sentirnos cubiertos, abrazados y sostenidos. Bajo las alas de Dios no desaparecen las pruebas, pero el alma descansa y nos sentimos seguros.
Cuando sentimos que nuestro valor se hace pequeño y la soledad intenta adueñarse del corazón, su voz nos recuerda quiénes somos y que no estamos solos. Su gracia nos envuelve, su amor nos afirma y su presencia nos susurra con ternura: “Aquí estoy, no te suelto, yo esto aquí contigo.” A veces no necesitamos respuestas, solo ese abrazo divino que nos devuelve la paz y nos recuerda que somos profundamente amados, amadisim@s como dice una amiga hermana amada.
Cuando todo parezca frágil, cuando el corazón tiemble y las fuerzas no alcanzan, ahí descubre que no necesitas huir, sino refugiarte en Dios. Bajo sus alas aprendes a descansar, a soltar el miedo y a confiar en el proceso. Porque aún en la noche más silenciosa mientras otros duermen y tu estas en vela, su presencia te cubre, su amor te sostiene y su voz sigue diciéndote con ternura: “Hijo, hija, no temas, estoy aquí.”
Cierro con la canción que apoya mi reflexión de hoy “Cúbreme”