Martes 2 de diciembre del 2025
“En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.” (Hechos 20:35)
MI REFLEXION:
Diciembre llega siempre con un brillo especial. Es un mes que nos invita a celebrar, a reunirnos con quienes amamos y a recordar que la vida se vive mejor cuando se comparte. Entre luces, risas y encuentros, también se abre un espacio para mirar alrededor y extender la mano a quienes más lo necesitan. Porque la verdadera esencia de la Navidad no está en lo que recibimos, sino en lo que somos capaces de dar: amor, compañía, comprensión y pequeños gestos que iluminan corazones.
Es además, un tiempo de gratitud. Es mirar el camino recorrido y reconocer que, aun con las pruebas y los tropiezos, Dios nos sostuvo. Es una temporada para sanar, perdonar, soltar cargas y permitir que la paz vuelva a nuestro corazón. Las luces que adornan las calles nos recuerdan que siempre existe una luz interior esperando brillar, y que cada final de año trae consigo la promesa de un nuevo comienzo. En esta época aprendemos que las cosas más valiosas no se compran: una risa compartida, un abrazo sincero, un gesto de solidaridad o una palabra que levanta.
Que este mes nos encuentre más humanos, más sensibles y más dispuestos a sembrar bondad donde haga falta. En cada encuentro, en cada detalle y en cada abrazo sincero, que podamos reflejar el amor que Dios ha puesto en nosotros.
Cerramos con esta bella canción “Mas allá”