Miercoles 26 de noviembre del 2025
“El verdadero poder del ser humano no está en lo que desea, sino en lo que decide.” (Anonimo)
MI REFLEXION:
l libre albedrío es la capacidad que todos tenemos de elegir: decidir qué camino tomar, qué palabras decir, qué acciones realizar. Es ese regalo divino que nos recuerda que no somos marionetas de las circunstancias, sino seres capaces de pensar, sentir y actuar con conciencia. Tener libre albedrío no significa libertinaje. No es “hago lo que quiero y ya”. Implica responsabilidad, implica discernimiento. Es saber distinguir lo que está bien de lo que está mal, lo que edifica de lo que destruye. Y para poder discernir correctamente, debemos apoyarnos siempre en la verdad, no en la mentira… en la honestidad, no en la conveniencia.
El libre albedrío se vuelve un arma de doble filo cuando nuestras decisiones no solo nos afectan a nosotros, sino también a los demás. Cuando elegimos palabras que hieren, actos que dañan, o caminos que arrastran a otros hacia el dolor, estamos usando mal ese regalo. Porque una decisión tomada desde el ego, el capricho o la impulsividad, tarde o temprano trae consecuencias.
Elegir correctamente no es fácil, pero es parte de crecer. El libre albedrío cobra verdadero sentido cuando lo usamos para construir, para amar, para hacer el bien, aun cuando cueste, aun cuando nadie esté mirando. Cuando somos coherentes con lo que decimos que somos y con lo que elegimos hacer. Ese es el valor de una vida guiada por integridad: que nuestras decisiones hablen por nosotros.
Cierro con esta linda cancion “Lo que siembras florece”