Jueves 12 de septiembre del 2025
«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?» (San Lucas 6, 39)
MI REFLEXION:
Tremendo pasaje de Lucas en el día de hoy. Este pasaje donde Jesús pregunta: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?» es una invitación a mirarnos por dentro antes de querer dirigir la vida de los demás. Muchas veces nos encontramos con personas que aconsejan sobre cómo llevar una relación, cómo educar a los hijos o cómo organizarse en la vida, pero cuando miramos su propio ejemplo, vemos que no practican lo que predican. Y ahí está el gran punto: el ejemplo arrastra más que las palabras.
Un hijo aprende más observando a su padre que escuchando un sermón. Si ve que su papá fuma, aunque le digan mil veces que no lo haga, ese acto pesa más que cualquier advertencia. Si una madre quiere que su hija tenga una vida ordenada, pero ella misma vive en el desorden, el mensaje pierde fuerza.
Jesús nos recuerda que no podemos guiar a otros si primero no aprendemos a ver con claridad. Y esa claridad viene de la coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos. No se trata de ser perfectos, sino de ser conscientes de que nuestros actos hablan más fuerte que nuestras palabras. Si anhelamos respeto, mostremos respeto. Si deseamos que nuestros hijos sean organizados, empecemos por ordenar nuestra propia vida. Solo así nuestra guía tendrá luz y no seremos ciegos queriendo llevar a otros.
Al final, la enseñanza es sencilla pero profunda: antes de señalar a otros, mírate a ti mismo, trabaja en tus fallas y haz de tu vida un ejemplo vivo. Porque nadie puede dar lo que no tiene. Recuerda: cuando tus acciones hablan, tus palabras no necesitan gritar.
Te dejo esta bonita melodía