Jueves 21 de agosto del 2025
Dichoso el hombre que ha puesto su confianza en el Señor (Salmo 39)
MI REFLEXION:
Confiar en el Señor no significa simplemente creer en su existencia, sino descansar completamente en Él con todo lo que somos y todo lo que tenemos. Es entregar sin reservas nuestros proyectos, nuestros deseos, nuestras preocupaciones y hasta lo que no entendemos. Es reconocer que, aunque nuestros ojos no vean la salida, los de Dios ya contemplan el camino trazado. Cuando depositamos nuestra confianza en el Señor, dejamos de cargar solos con el peso de la vida. Le entregamos nuestra salud, entendiendo que Él es el médico divino que fortalece nuestro cuerpo y renueva nuestro espíritu. Le confiamos nuestros hogares, sabiendo que bajo Su amparo siempre habrá paz y provisión, aunque las circunstancias externas se tornen difíciles.
También confiamos en Él con nuestras familias. A veces queremos tener el control de todo: la vida de nuestros hijos, la seguridad de los nuestros, el futuro que soñamos para ellos. Pero la confianza plena nos recuerda que los planes de Dios son más altos que los nuestros y que sus promesas son firmes, aun cuando no comprendamos el proceso. Confiar en Dios no es pasividad, es fe activa. Es trabajar con esfuerzo en nuestros proyectos, pero entendiendo que el éxito viene de Él. Es planear, pero dejar espacio para que sea Su voluntad la que se cumpla. Es caminar sin miedo, porque sabemos que, aunque no veamos la ruta completa, Su mano nunca nos suelta. Cuando aprendemos a confiar de esta manera, todo cambia: los miedos pierden fuerza, la ansiedad se disuelve y el corazón encuentra descanso. Porque sabemos que no estamos solos, que no dependemos únicamente de nuestras fuerzas, sino de un Dios poderoso, amoroso y fiel.
Así, la confianza plena en el Señor se convierte en un estilo de vida: vivir con la certeza de que todo lo que somos y todo lo que tenemos está en las mejores manos. Y esas manos jamás nos fallarán.
Te dejo esta bella cancion “Confio”