“VER PARA CREER… ¿O CREER PARA VER?”

Jueves 3 de julio del 2025

“Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré”  (Juan 20:25)

MI REFLEXION:

A veces queremos que Dios actúe a nuestra manera, en nuestro tiempo y según nuestras expectativas. Queremos pruebas visibles, resultados inmediatos, señales que confirmen que Él está obrando. Somos como Tomás, que, aunque caminó junto a Jesús, necesitó tocar sus heridas para creer que había resucitado.  Cuántas veces también nosotros decimos en silencio: “¿Si no lo veo, no lo creo”? Dudamos, cuestionamos, queremos entender con la razón lo que sólo se puede aceptar con el corazón. Pero la fe no siempre se basa en lo que se ve. La fe es confiar en medio de la incertidumbre, es creer cuando todo parece estar en silencio, es esperar cuando todo parece estar detenido.

Dios no necesita demostrar nada para ser Dios. Él sigue siendo fiel, aunque dudemos. Él sigue obrando, aunque no lo veamos. Su poder no se limita a nuestra lógica, ni su amor a nuestro entendimiento.   A quienes hoy sienten que su fe es poca, que sus dudas pesan más que su esperanza, quiero decirles algo: Dios no se ofende por tus preguntas.  Él se acerca con ternura, como lo hizo con Tomás, y te muestra su amor con paciencia. Pero también te invita a ir más allá del «ver para creer». Te llama a confiar… aunque no entiendas.  A esperar… aunque no veas.  A soltar el control y dejar que sea Él quien haga la obra a su manera y en su tiempo.

Hoy no le pidas a Dios una señal. Pídele fe. Fe para creer que Él ya está obrando, aunque no lo veas. Fe para esperar el tiempo perfecto, aunque te impaciente. Fe para confiar que todo lo que Él hace, lo hace con amor, por tu bien, y con propósito.

Cerramos con esta bonita canción “Creeré”

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