LA FE EN LOS DÍAS GRISES

Jueves 24 de abril del 2025

«Porque por fe andamos, no por vista.» ( 2 Corintios 5:7)

MI REFLEXION:


Hay días en que la vida se nos vuelve nublada.  Días en los que ni el café sabe igual, ni las palabras suenan bonitas, ni el corazón tiene ganas de levantarse de la cama.  Días en que todo se siente pesado, como si el alma llevara una mochila llena de piedras invisibles.  Esos días existen.  No se niegan, no se disfrazan, solo llegan.  Y no siempre traen razones claras, simplemente aparecen y se instalan un rato.

Pero justo ahí, en medio del gris, es donde se cultiva la fe más genuina.  Esa fe que no necesita pruebas, ni promesas, ni resultados inmediatos.  Esa fe que no depende del estado de ánimo ni de las circunstancias.  La fe de los días soleados es bonita, sí, pero la fe de los días nublados es valiente. Es esa que dice: “Hoy no entiendo nada, pero sigo confiando.” “Hoy me siento débil, pero no me suelto.”  “Hoy todo se ve oscuro, pero sé que no siempre será así.”   La esperanza no es ignorar el dolor, es mirarlo de frente y decirle: “No te quedes para siempre.”  A veces la mayor muestra de fe no es levantar los brazos al cielo, sino simplemente mantenerse de pie cuando todo invita a rendirse.

Así que si hoy tu alma amaneció con lluvia, no te preocupes.  Dios también obra en los días grises.  Las semillas no germinan en el sol; lo hacen enterradas, en silencio, en la oscuridad, y, sin embargo, ¡crecen!  Tú también estás creciendo.  Aunque no lo sientas, aunque no lo veas. Confía, Resiste, y, sobre todo, no sueltes tu fe.

Cierro con esta bella canción “Con mi Fe te alcanzare”

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