Miercoles 23 de abril del 2025
«¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?» (Lucas 24:13-35)
MI REFLEXION:
A veces nos pasa como a los discípulos en el camino a Emaús. Vamos caminando tristes, decepcionados, con la esperanza apagada y el corazón pesado. Sentimos que las cosas no salieron como esperábamos, que Dios no respondió como queríamos, y sin darnos cuenta, empezamos a alejarnos, a caminar en dirección contraria. Nos envuelve la rutina, la duda, la desesperanza. La fe, que un día ardía en nosotros, se va enfriando poco a poco. Y es ahí, justo en ese tramo del camino donde parece que estamos solos, que Jesús se acerca, pero no lo reconocemos. Nos habla a través de una canción, una palabra, una persona, una oración sencilla… pero no lo vemos. Estamos tan enfocados en lo que no entendemos, en lo que duele, que se nos nubla la mirada del alma.
Pero Jesús, con infinita paciencia, camina con nosotros. Nos escucha. No nos interrumpe. Se interesa por lo que sentimos. Y en su tiempo, nos explica. Nos revela verdades que solo se entienden desde el amor. Hasta que algo en el corazón se enciende. Y cuando por fin lo reconocemos como aquellos discípulos al partir el pan, todo cambia. La tristeza se convierte en impulso, el cansancio en fuerza, y el miedo en testimonio. Porque cuando Jesús se revela, hasta el corazón más frío vuelve a arder. Tal vez hoy tú también sientes que estás en Emaús… pero no estás sola. Jesús va contigo, aunque no lo veas. Solo necesitas abrir tu corazón, detenerte un momento y dejar que Él hable. Y te aseguro que cuando lo reconozcas, tu camino ya no será el mismo.
Cierro con esta hermosa canción dedicada a mis hermanos de Emaús “Por el camino de Emaús”