Martes 15 de abril del 2025
Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. (Vean Salmo 70)
MI REFLEXION:
En estos días, hemos estado escuchando testimonios de sobrevivientes de la recién tragedia del derrumbe en la discoteca Jet Set, y es tan hermoso, escuchar como algunas personas en los momentos críticos dentro de los escombros, clamaban a la misericordia de Dios. Escuché a uno decir que solo decía “El Señor es mi Pastor, nada me faltara”, otro decía “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, y otro decía o clamaba “Bendito seas Señor, bendito seas Señor” Y es que cuando estamos en los momentos de peligro, en momentos críticos de nuestras vidas, clamamos al Señor, ese Padre de Amor que nunca nos deja solos, nunca nos abandona.
Hay momentos en los que el corazón se siente apretado, como si el alma misma buscara aire. Momentos en que la angustia nos visita sin previo aviso, y la desesperación parece querer quedarse a vivir con nosotros, donde esos minutos de desesperación se hacen tan largos. Pero ahí, justo ahí, hay un susurro del cielo que nos recuerda algo profundo: no estamos solos. «Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza y mi confianza desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías. Qué bello saber que antes de tener uso de razón, ya estábamos sostenidos. Que cuando no sabíamos hablar, ni pedir ayuda, ni comprender el dolor, ya había una Presencia abrazándonos.
Este salmo es un ancla, una declaración de que Dios ha estado ahí desde siempre, incluso cuando tú pensabas que nadie te veía o entendía tu dolor. Tal vez hoy no entiendas por qué estás pasando por lo que estás viviendo, tal vez sientes que todo se te escapa de las manos. Pero haz una pausa: Respira, y recuerda: desde el vientre, Él te sostiene, desde tu juventud, Él es tu esperanza. No hay angustia que lo espante, no hay oscuridad que apague su luz. Aunque el panorama sea incierto, aunque la fe tambalee, su amor no cambia, su presencia no se va. Confía, tal vez ya no tienes fuerzas, pero Él sí, y te lleva en sus brazos, como lo ha hecho desde siempre. Tu solo confía!!!
Cierro con esta bellísima canción “Confía”