Jueves 11 de abril del 2025
En el peligro invoqué al Señor, grité a mi Dios: desde su templo él escuchó mi voz, y mi grito llegó a sus oídos. (Salmo 17)
MI REFLEXION:
Hemos estado envueltos en las noticias del derrumbe de la Discoteca Jet Set acá en Dominicana, y sin querer seguimos viendo videos, noticias, testimonios impactantes, de personas que hoy se recuperan, con golpes, que se salvaron de milagro, saliendo arrastrándose entre los escombros. Dijo un sobreviviente, que salió por un huequito siendo El un hombre de 6 pies y de 280 libras, y nunca imagino como podía salir por ahí y logro salir y salvarse.
A veces la vida se derrumba. Sin previo aviso, todo lo que parecía firme comienza a temblar, y nos encontramos atrapados entre escombros de miedo, dolor y confusión. Gritamos, lloramos, nos sentimos diminutos, invisibles, impotentes. Pero justo ahí, cuando parece que no hay salida, se abre un huequito, un respiro, una posibilidad. Y es ahí donde el Salmo 17 cobra vida: “En el peligro invoqué al Señor, grité a mi Dios: desde su templo él escuchó mi voz, y mi grito llegó a sus oídos.” Dios no está lejos, no es indiferente. Él escucha el grito entre los escombros, el susurro entre lágrimas. La oración silenciosa del que ya no tiene fuerza para hablar.
Esos testimonios de personas que logran salir entre los escombros son imagen de lo que Dios puede hacer con nuestra alma cuando se siente atrapada. No importa lo pequeña que parezca la salida, si Él abre el camino, lo imposible se vuelve real. Hoy, si sientes que estás en medio del derrumbe, no te rindas. Grita, susurra, llora, pero no dejes de clamar. Porque tu voz llega, porque Él sí escucha. Y cuando menos lo esperes, se abrirá ese huequito, y por ahí, vendrá la vida, vendrá la luz en medio de la oscuridad.
Te dejo esta canción “Supe que me amabas”