Jueves 10 de abril del 2025
“Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.” (Mateo 5, 4)
MI REFLEXION:
A veces, la vida se desploma sin aviso, como un techo que se viene abajo, llevándose con él risas, alegrías, recuerdos, promesas. Y ahí nos quedamos, en medio del polvo emocional, buscando entre los escombros algo que nos diga que todo estará bien. Lo ocurrido el lunes, nos ha roto a todos, no hay un dominicano que no lo sienta. Es como si se hubiera caído algo dentro de nosotros también. Y ante tanto dolor, lo único que podemos hacer es sostenernos unos a otros con amor, con fe, con lágrimas compartidas.
En momentos así, no hay palabras humanas que llenen el vacío. Pero sí hay una voz que consuela incluso cuando el alma se queda sin fuerzas: como lo dice el Salmo 34:18 “El Señor está cerca del corazón deshecho, y salva a los de espíritu abatido.”
Dios no está lejos. Está justo ahí, al lado de cada familia afectada, de cada corazón enlutado, de cada dominicano que hoy siente que algo se rompió para siempre. Él no solo ve tu llanto, lo recoge. No solo escucha tu silencio, lo entiende. Hoy, como pueblo, nos toca abrazarnos fuerte. Recordar que incluso en la desolación, no estamos solos. Que en medio del caos, el amor siempre sobrevive. Y que Dios, aunque a veces parezca en silencio, está sanando nuestras heridas, una a una.
Cierro con esta bella canción “Tu estas aquí”