CUANDO EL DESANIMO ABRUMA

Martes 25 de marzo del 2025

«Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso y los aliviare.» (Mateo 11:28)

MI REFLEXION:

A veces, el desánimo se instala en nuestra vida como un visitante indeseado.  No toca la puerta, simplemente entra y se acomoda en nuestra mente, en nuestro corazón y hasta en nuestro cuerpo.  Nos sentimos sin fuerzas, sin ganas de seguir, como si el peso del mundo nos aplastara. Perdemos la fe, la motivación y hasta nos cuesta creer que las cosas pueden mejorar o cambiar.

Pero en esos momentos de agotamiento, de incertidumbre, hay una invitación divina que nos recuerda que no estamos solos.  «Vengan a mí», nos dice Jesús.  No nos pide que resolvamos todo antes de acudir a Él, ni que tengamos respuestas, solo que vayamos. Que soltemos la carga, que descansemos en Su amor y que confiemos en que, aunque ahora el camino parezca oscuro, la luz sigue ahí, esperando que levantemos la mirada hacia Él.

Salir del desánimo no siempre es fácil, pero hay pequeños pasos que nos ayudan a retomar fuerzas:  Orar y confiar en que todo pasa, y que lo que hoy nos abruma, mañana puede ser solo un recuerdo.   Cuidar nuestro cuerpo, porque el agotamiento físico también nos roba la paz.  Dormir bien, alimentarnos mejor, darnos pausas.  Rodearnos de amor, de quienes nos recuerdan nuestro valor cuando nosotr@s mism@s lo olvidamos. Hacer algo pequeño cada día, porque hasta el más largo de los caminos se recorre paso a paso.

Si hoy te sientes sin fuerzas, no te quedes ahí.  Descansa, respira, busca a Dios en la calma, ora.  El desánimo es solo una estación, no tu destino.  Suelta, confía y fluye. Te dejo esta canción para que te motives «Me levantare»

Un comentario sobre “CUANDO EL DESANIMO ABRUMA

Deja un comentario