Viernes 22 de julio del 2022
Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti; mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua. (Salmo 62)
MI REFLEXION:
Dice una canción: cansado del camino, sedientos de ti, un desierto he cruzado, sin fuerzas he quedado vengo a ti; luché como soldado y a veces sufrí, y aunque la lucha he ganado mi armadura he desgastado, vengo a ti. Sumérgeme Señor en el rio de tu espíritu, necesito refrescar este seco corazón sediento de ti.
Así nos sentimos muchas veces, cansados, agobiados, molestos, por ver cosas que pasan a nuestro alrededor en este camino de la Fe, detrás del Resucitado. Porque no seguimos a hombres, seguimos a Cristo Jesús. A veces luchamos, estamos enfocados en lo que tenemos que hacer y ser, y sin embargo hay cosas que nos quitan el ánimo, la paz, las fuerzas, la motivación a seguir. Es por eso que en esos momentos debemos pedir mucho Espíritu Santo, que nos llene de su Gracia, de su Amor, que nos queme con el fuego liberador. Ven Espíritu Santo y llénanos de ti, estamos sedientos de ti, llénanos de esa paz que emana de tu Santa Presencia. Ven Espíritu Santo consolador, fortalece nuestra Fe, nuestro Dominio Propio, ayúdanos a discernir todo lo que sucede a nuestro alrededor, esas cosas que nos sacan del enfoque hacia ti. Ven Espíritu Santo de Dios y llénanos de tu Amor. Amen.
Cierro con esa bella canción “Sumérgeme”