Lunes 27 de junio del 2022
Él perdona todas tus culpas, y cura todas tus enfermedades; él rescata tu vida de la fosa, y te colma de gracia y de ternura. (Salmo 102)
MI REFLEXION:
En muchas oportunidades les he mencionado a los salmos, como ese bálsamo que muchísimas veces necesitamos para aliviar nuestras cargas, para buscar un alivio, un refugio, un aliento de vida. En esos momentos de aflixion, de tristezas incontroladas, de grandes angustias, de incertidumbres, de temores, inclusive en momentos de haber cometido faltas y debilidades, ahí tengo a los Salmos que siempre me dan una respuesta.
Dice el Salmo 102, Perdona todas tus culpas: si acaso te sientes culpable de haber hecho algo, de faltarle a alguien o de haber dejado de hacer algo, el Señor te entiende y te perdona. Cura todas tus enfermedades: no solo enfermedades físicas, sino también las del alma que a veces duelen más. Esas angustias que se sienten como ahí dentro del pecho, del corazón, esas la cura el Señor. Rescata tu vida de la fosa: Si, cuando caemos en pecado, haciendo las cosas que no le agradan al Señor, y que nosotros lo sabemos, pero lo hacemos. Siempre nos rescata de esa fosa de lo mal hecho, de lo indebido, del pecado, esa es la fosa. Siempre está dispuesto el Señor a rescatarte, a extenderte su mano. Te colma de Gracia y ternura: Claro que sí, nos Ama de una manera incondicional, y aun habiendo fallado y faltado, así nos ama, nos perdona, nos rescata y nos conduce de nuevo a su camino. Su Gracia nos basta, y es eterna.
Hoy te invito a que abras el libro de los Salmos. Pregúntate primero que necesitas, que respuesta, que mensaje andas buscando para tu agobio, para tu preocupación, para tu estado actual anímico o espiritual. Que deseas que el Señor te diga a través de un Salmo hoy? Te aseguro que hay uno o más salmos que te darán la respuesta que andas buscando. Amen!!!
Termino con una de las bellas canciones de la hermana Glenda, esa salmista, canta autora, mujer bendecida, dulce voz de Angel, esa que de una manera sutil, melodiosa, nos hace saborear la palabra a través de su dulce voz: “El Señor es mi Pastor”